Ser consciente para desactivar los complejos

Como siempre lo comento en los artículos publicados, la carta natal es la representación simbólica del patrón que se proyecta aun previamente a la experiencia. Esto implica cierta disposición innata a filtrar la realidad en función de la propia estructura. Asimismo, el gráfico astrológico es un mapa que incluye la totalidad de la experiencia del ser, sin embargo, la conciencia unilateral y separada del inconsciente, “elige” ciertas partes en detrimento de otras. Así se conforman los complejos o las “partes escindidas (separadas) de la psique”, como los denominaba Jung. El objetivo del análisis de la Carta Astral es darles voz a esas partes desconocidas.

Justamente el valor de la astrología radica en la rápida identificación de los posibles complejos, pero pese a poseer un excelente mapa de ruta y un espejo fidedigno del ser, el consultante debe abocarse voluntariamente a una compleja y larga tarea que supone la desidentificación de los moldes colectivos y la asimilación e integración de la personalidad total. A este proceso Jung lo denominó proceso de individuación. El astrólogo, junto con el psicólogo posee la función de asistir al consultante durante este proceso, sobre todo en la comprensión y aceptación de las diferentes fases (ciclos, tránsitos y revoluciones). Es posible que con el tiempo y luego de atravesar algunas etapas, el consultante vaya descubriendo además que su centro ya no es más el Yo, sino un punto virtual entre el consciente y el inconsciente, el Sí mismo. Se trata de un centro que es incorruptible, aunque nunca es estático, ya que los tránsitos planetarios activan ese mapa haciendo circular la energía por sus diferentes partes.

Hacer consciente nuestro potencial y desactivar el poder de los complejos

Jung afirmaba que la mayoría de las personas están al tanto que poseen complejos pero desconocen que éstos las poseen. En efecto, lo que sucede es que cuanto más inconscientes son estas imágenes primordiales, mayor es la libertad de acción de la cual gozan para poseernos. Entonces, aunque creemos que actuamos libremente lo hacemos subyugados por ellas. Generalmente nos percatamos de esto recién cuando logramos salirnos del patrón. Mientras permanecemos tomados por nuestros complejos, sin siquiera percibirlo, y en este estado de inconsciencia, la trama arquetípica nos toma, nos fascina y tiñe la mayor parte de nuestras acciones y opiniones perpetuando el hechizo una y otra vez. De este modo, atrapados por aquel imán, permanecemos en un estado de adormecimiento en el cual perdemos contacto con el origen real de nuestra alma.
En conclusión, la carta natal y todo lo que ella presupone con sus tránsitos y revoluciones, revela nuestros patrones, posibles complejos y la trama arquetípica a partir de la cual “leemos la realidad”; no obstante, es importante explorar los símbolos en forma vivencial si deseamos individuarnos y emerger del hechizo de los arquetipos. Esto conlleva prestar debida atención al inconsciente (anotando los sueños, explorándolo con imaginación activa, a través de manifestaciones artísticas, o atendiendo a nuestros actos fallidos) “El espíritu no vive de los conceptos, sino de los hechos. Las meras palabras no sirven para nada, lo único que se logra es repetir este proceso hasta el infinito.”

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